Hasta hace unos años, se creía que la inteligencia era innata. En otras palabras, nacemos con ello y no se puede hacer otra cosa. Con el tiempo, investigadores y científicos, entre ellos neurólogos y psicólogos, descubrieron que podíamos mejorar varias de nuestras habilidades y competencias, además de adquirir otras, lo que nos hacía personas más brillantes.
Con ello, creció la curiosidad por la inteligencia humana y su formación. Hoy sabemos que hay varios tipos de inteligencias y que cada persona nace con una predisposición a algunas y puede entrenarlas o adquirir otras a lo largo de la vida.
Pero, ¿cómo conseguirlo? Pues bien, hemos separado, a continuación, las técnicas para ser más inteligente para que los adoptes en tu día a día. Empecemos.
1. Cuestionar
No aceptes fórmulas prefabricadas, no te fíes de todas las noticias que se ven en las redes sociales, no te conformes con tus conocimientos conquistados hasta ahora. Cuestiona lo que lees, pregúntate en qué criterios se basó el dueño de la información para propagarla. Pregúntese hasta qué punto un texto o un discurso, sea el suyo o el de los demás, están influenciados por opiniones surgidas de burbujas ideológicas.
De este modo, también escucha a la otra parte y acepta la posibilidad de cambiar de opinión. Cambiar el punto de vista puede significar crecimiento, transformación personal y alcanzar una mayor madurez.
También siente curiosidad por las cosas que le rodean, no solo las relacionadas con su área de trabajo. Las personas curiosas suelen tener iniciativa para descubrir y aprender nuevos temas, ampliando la mente a otras habilidades.
2. Leer y ver las noticias
Estar al tanto es saludable, evita el distanciamiento y enriquece nuestras conversaciones y argumentos. Al hacerlo, tenemos más contexto a la hora de defender una idea. Sin embargo, hay que saber dónde encontrar buenas y fiables fuentes de información, escritas o en vídeos.
El hábito de leer y escuchar noticias también ayuda a ejercitar nuestro cerebro. Según la neurociencia, cuando nos encontramos con información o noticias, tendemos a crear asociaciones entre lo que acabamos de asimilar y nuestros antiguos conocimientos.
Por ejemplo, al seguir los últimos acontecimientos políticos, los relacionamos con hechos históricos pasados. Esta conexión de conocimientos nos ayuda a solidificar ciertas concepciones y a cuestionar otras.
3. Anotar las cosas
Una de las técnicas para ser más inteligente y muy práctica de retener los conocimientos es tomar notas en papel o en un bloc de notas del móvil. Este hábito nos ayuda a memorizar contenidos importantes y también es muy útil para la memoria a corto plazo. Al anotar pequeños comentarios sobre lo que hemos absorbido en nuestra mente, liberamos espacio para procesar otra información.
Además, al hacer esto, podemos organizar mejor nuestros pensamientos y construir una línea de razonamiento más objetiva.
Estos registros también nos ayudan a ver patrones de ideas, relacionarlas, sacar conclusiones y hacer inferencias. Podemos descubrir lagunas en algunos razonamientos, lo que nos lleva a buscar respuestas a preguntas de las que no nos habíamos dado cuenta.
4. Meditar
La meditación es una vieja conocida para reducir el estrés y la tensión, ayudar a combatir la ansiedad, regular la presión arterial y aumentar nuestra capacidad de concentración.
Según Sara Lazar, neurocientífica de Harvard e investigadora del tema, la meditación provoca regeneraciones en el cerebro. En uno de sus análisis, observó que los meditadores de 50 años tenían la región del córtex prefrontal con la misma cantidad de masa que las personas de 25 años.
En otro estudio, reunió a personas que nunca habían meditado y, tras 8 semanas de práctica, observó cambios en distintas regiones del cerebro. Los principales fueron
En el giro cingulado posterior: hubo expansión. Es el área asociada a los recuerdos y a la autorregulación (el proceso de gestión del comportamiento, los sentimientos y los pensamientos);
En el hipocampo: hubo expansión. Es la parte asociada al aprendizaje, la memoria, la cognición y la regulación emocional;
En la unión témporo-parietal: había expansión. Es la parte asociada a la toma de decisiones, la empatía y la compasión;
En el puente: había expansión. Es el lugar donde se producen muchos neurotransmisores;
Amígdala: hubo una reducción. Es la parte responsable de los instintos relacionados con el estrés, el miedo y la ansiedad.
5. Crear listas
Otro consejo para ser más inteligente es adoptar listas de tareas diarias. Las famosas listas de tareas nos ayudan a tener una visión más clara de todas nuestras obligaciones y a organizar mejor nuestro tiempo, para poder cumplir con las tareas y objetivos estipulados. También evitamos olvidarnos de las citas importantes, eliminando esa impresión de dejadez.
Con esto, reducimos los momentos de procrastinación, que, entre nosotros, es todo un reto en esta vida de autónomos, ¿verdad?
Además, este hábito alimenta una agradable sensación de logro y satisfacción, cada vez que tachamos un elemento de la lista.